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20 noviembre 2006

El debate sobre la "seguridad"

Si hay un tema vigente hoy, es el de la seguridad. O, mejor dicho el de la "inseguridad". Todos los días los noticieros locales y nacionales nos bombardean con noticias de robos, asaltos, ataques, violaciones, y la lista es larguísima. Pero no son sólo noticias en una pantalla, también lo vivimos en carne propia, ¿quién no ha sido ya asaltado o tiene un conocido muy cercano a quién le han robado en su propia casa?

La sociedad busca la forma de defenderse. Los que más tienen, construyen barrios privados, supervigilados. Han tomado la seguridad en mano propia, ya no confían en el Estado. (Claro, esto nos lleva de nuevo a una discusión pasada sobre derecha e izquierda, si no queremos más Estado que se entrometa en nuestras vidas, sólo quien pueda pagarlo tendrá acceso a la seguridad). Los delincuentes son siempre "los mismos", pero las víctimas no son siempre los más ricos. La sociedad está evidentemente dividida en dos y una enorme grieta separa los bandos. Aislarse en una burbuja, y los de afuera-que-me-importan, es una actitud que sólo unos pocos pueden permitirse, pero que no resuelve absolutamente nada. El discurso contra el Estado se acentúa, lo cual no hace más que debilitar ese Estado y agravar la situación por completo.
En la mayoría de los países de Europa occidental y en Estados Unidos, la figura del criminal que amenaza la seguridad se ha depositado sobre los inmigrantes, clandestinos o no. Muchísima gente se suma a los reclamos por un endurecimiento de las leyes que permiten el asilo político y una expulsión masiva de aquellos que amenazan "la coherencia cultural de la nación". El nacionalismo es una de las corrientes que más se alimentan en el tema de la seguridad. Se pide que el estado retroceda en la ayuda social, para no proteger a los "delincuentes", que en este ideario es lo mismo que inmigrantes. Se reclama una sociedad de "cada uno para sí", para poder justificar que si la gente está mal en su país "no es un problema mío". El tema de la seguridad va de la mano con el tema la xenofobia y el ascenso de partidos y movimientos nacionalistas, de extrema derecha, y neo-populistas, con una visión neoliberal de la economía.

En América Latina, especialmente en Argentina, todo es más complicado, pues, a pesar de existir una gran afluencia de inmigrantes "no deseados" de los países limítrofes, y que ellos sean parte, en su mayoría, de la población marginada, en general no es tan palpable la identificación de "delincuente=inmigrante". Lo cual requiere otro tipo de análisis. Las medidas económicas neoliberales han tratado de dejarse de lado, con lo cual no concuerdan la mayoría de los capitalistas e industriales nacionales y extranjeros. En su lugar, la política ha tomado rumbos indefinidos, yendo y viniendo entre la demagogia y un intento de justicia social mal enfocado.

Esto nos lleva a dos problemas (a muchos más, pero pongamos estos para empezar), el primero es la enorme grieta que se abre entre "delicuentes-no ciudadanos" y "ciudadanos-víctimas", se da al interior de la nación, por lo tanto no se puede esgrimir la solución europea de subir la gente "mala" a una balsa y deshacerse de ellos. El problema es profundo, tan complicado como el otro y ante la apariencia diferente en el fondo la causa es la misma. El segundo problema, es que si se defiende un Estado social, no hay entonces manera de excluir a unos u otros de su égida, pues aquellos "delincuentes" son ciudadanos.
En el fondo, tomo las palabras de Zigmunt Bauman, la desigualdad y la pobreza son las que crean las tensiones sociales al interior de una sociedad, y de manera global entre países "pobres" que producen emigrantes, y países "ricos" que atraen a los inmigrantes. (Pobre-rico es una dicotomía que no llega a abarcar la complejidad de las situaciones, pero en modo simplificado ilustra más o menos lo que queremos decir). Estas desigualdades, estas grietas al interior de una sociedad, son originadas por un sistema que tiene un alcance global, y cuyo mecanismo no puede identificarse espacialmente, por lo tanto la responsabilidad de las consecuencias que produce a nivel local queda absolutamente diluida. Este problema de adecuación, para llamarlo de algún modo, se da porque la política en general tiene sólo un alcance local, y no puede responsabilizarse de todo un sistema. Por ello mismo, las raíces del problema (globales) no son nunca atacadas, y los enemigos atacados (inseguridad) son sólo reflejos locales de una situación muchísimo más vasta.

Esta forma de razonar, no significa que la política no puede hacer más nada, ni que a nivel local ya no hay soluciones. Pero la tendencia de criminalizar todos los problemas de origen social, apunta a "individualizar" la forma de ver el problema, es decir, hacer de ello un problema de seguridad que se soluciona con represión, aislamiento, tolerancia cero y más violencia. De este modo se traslada un asunto "público" a la esfera "privada". Que es en definitiva lo que quiere el neoliberalismo. Erradicar la esfera pública no sólo terminará con nuestra inseguridad, también acabará por liquidar la poca solidaridad que nos queda. Los lazos humanos se van perdiendo, y la "vida" también perderá su significado.

La aniquilación total de la esfera privada fue el intento de los totalitarismos, ya no ha funcionado por que erradica la libertad. La anulación de la esfera pública, trae la explosión social. Lo que se debe buscar es un equilibrio entre la esfera pública y la privada. Encontrarlo es la tarea más difícil que tienen los gobiernos en este momento, en cualquiera de los hemisferios en donde se encuentren, el equilibrio entre igualdad y libertad seguirá siendo una utopía, probablemente. Pero sólo el Estado (que no es una mala palabra) es el actor que puede estalecer este equilibrio, pues al mercado, no le interesa restaurarlo, ya que el mercado piensa sólo en el individuo.

La tarea de los gobiernos que reniegan de la solución neoliberal, que tan bien encaja con el capitalismo en su etapa actual, es complejísima. Por un lado recorren un camino que no existe, es decir, van a tientas con método de ensayo y error. Tiene que enfrentar, con la mayor coherencia posible una economía internacional en la que muchos países no encajan al tiempo que llevan a cabo políticas sociales que muchas veces son incoherentes con las económicas. Por otro lado, y desde el punto de vista de la inseguridad, hay dos salidas, tomar el asunto como un tema que requiere sólo represión, para paliar la iseguridad de los individuos, o ir a buscar las raíces profundas del problema, es decir tomar el problema como algo social y público.

La gran dificultad es que curar las raíces, si esto fuera posible, requiere medidas que apunten al largo plazo. Mientras que el problema de la inseguridad, requiere un respuesta ya. La inacción ante los actos violentos o criminales, o la acción "suavizada" que no responde al reclamo de "mano dura" de la sociedad, es una muestra de que no se tiene una respuesta al problema social de fondo, y que no se quiere ser incoherente con un discurso anti-neoliberal, al tiempo que se es consciente que actuar tomando una posición, de todos modos llevará al caos, sea por la explosión social o por el desastre económico.




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